La bóveda de Rodrigo Gil_04 Print E-mail

LAS CLAVES

Una de las características más interesantes del gótico español del siglo XVI es la aparición de claves inclinadas. Poco a poco, la tradicional clave de eje vertical se va sustituyendo por claves inclinadas, es decir, con su eje orientado hacia el centro de la bóveda. La explicación a este hecho parece incontrovertible, las claves inclinadas suponen un considerable ahorro de piedra, tanto mayor cuanto la clave está más alejada del centro y, este efecto, se multiplica en las bóvedas más redondeadas ya que el arco, muy inclinado en la periferia, acomete a la clave vertical con un ángulo muy agudo. Las claves inclinadas, por el contrario, mantienen un volumen constante y razonable sea cual sea el lugar que ocupen en la crucería de la bóveda. Por tanto, poderosas razones económicas explican la cada vez más frecuente aparición de claves inclinadas en las bóvedas góticas españolas del XVI.

Curiosamente, Rodrigo Gil, jamás se vio tentado por este tipo de claves. Además, las claves de sus bóvedas suelen ser cruceros, es decir claves carentes del cilindro central que resuelva el encuentro de las nervaduras. La espectacular bóvedas del el presbiterio de la iglesia de Santiago de los Caballeros en Cáceres con sus 35 claves, todas ellas verticales, es un buen ejemplo de lo que estamos comentando. Igualmente podríamos referirnos al crucero de la iglesia de san Esteban en Salamanca que, aunque fue construido tras la muerte de Rodrigo Gil es clara su influencia. Es esta quizás la bóveda más notable concebida por Rodrigo Gil: una bóveda cuadrada de aproximadamente 14,50 m de lado, terceletes y contraterceletes en ambas direcciones y 37 claves verticales en una bóveda de rampante llano. Mencionamos en el párrafo anterior cómo en las bóvedas de rampante redondo, el volumen de las claves aumenta considerablemente cuanto más alejadas se encuentran del centro; sin embargo, en las bóvedas de rampante llano, en las que la mayor parte de las claves se sitúan en la cúspide de la bóveda, este efecto es mucho menor. Esta idea puede explicar el binomio casi constante en las bóvedas de Rodrigo Gil: bóvedas de rampante llano y claves verticales.

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