La bóveda de Rodrigo Gil_02 Print E-mail

EL RAMPANTE LLANO

Sólo recientemente han comenzado a aparecer estudios en los que se alude una de las más importante herramientas de los constructores de bóvedas de crucería: la estandarización. Este término, relativamente moderno, hace referencia a un recurso geométrico común a todos los constructores de bóvedas góticos, se trata de simplificar la construcción de la misma construyendo la misma, a ser posible, con un solo arco.

Desde las sencillas bóvedas en cruce de ojivas, en la que por regla general los dos arcos ojivos eran arcos de semicircunferencia, el gótico fue evolucionando hacia bóvedas cada vez más complejas. Sabemos ya que la multiplicación de arcos, terceletes y contraterceletes, lejos de añadir complicaciones innecesarias venía a facilitar y a abaratar la construcción de la bóveda ya que, al reducir la luz de las plementerías, éstas se podían ejecutar más fácilmente; con frecuencia, con lechos de piedras enterizas apoyadas directamente sobre los arcos. Estos arcos podía adoptar cualquier curvatura y, aunque podían ser todos ellos diferentes, rápidamente, los constructores se dan cuenta de que si ejecutan los arcos de la bóveda con la misma curvatura la obra se simplifica extraordinariamente: todas las dovelas pueden ser iguales y también los camones curvos de las cimbras necesarias para su construcción.

Por tanto, con mucha frecuencia, la forma final que adopta una bóveda gótica, no está predeterminada, es decir, no es una forma escogida por su constructor, sino que es consecuencia de la estandarización de sus arcos. Cuando se construye una bóveda con la semicircunferencia de los ojivos, es decir los arcos diagonales, se obtiene una bóveda muy particular, se trata de una bóveda de rampante llano. Efectivamente, una vez trazados los dos ojivos, estos determinan la altura de la clave central, si con este mismo arco se trazan los cuatro arcos perimetrales, éstos, al tener una luz menor, van a quedar ligeramente apuntados y con sus claves sólo un poco más baja que la clave central. La bóveda resultante parece tener sus líneas de cumbrera horizontales, se trata de una bóveda de rampante llano. Si tuviera terceletes y contraterceletes, pueden también trazarse con el mismo arco, el resultado final puede ser una bóveda de crucería extraordinariamente compleja aunque su construcción se ha simplificado extraordinariamente.

Un notable ejemplo de este tipo de bóvedas construidas por Rodrigo Gil son las de la nave central de la catedral de Salamanca de planta rectangular de 13 m de luz, con dobles terceletes en sus tramos más largos. Los transeptos de la catedral de Astorga, el crucero de la iglesia de Villacastín en Segovia y la formidable bóveda sobre el presbiterio de la catedral de Ciudad Rodrigo por citar sólo algunas de las más espectaculares. Sobre la crucería de estas bóvedas va apareciendo una ornamentación suspendida de nervios curvos característica de los Hontañón y, por extensión, de todo el gótico castellano: los cuadrifolios. Sin embargo, estos adornos, con frecuencia de complicada traza, no pueden hacernos olvidar que la bóveda que decoran es de una extraordinaria sencillez, toda ella esta ejecutada con un solo arco [Figs 0, 0c].

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